Siiii!!!! Por fin me he decidido, me he dado el capricho, he comprado medio kilo de glicerina transparente!!!
Cuántas ideas!!! Cuántas cosas que querer que probar!!! No sabía cuáles de mis ideas desarrollar. Lo que sí tenía claro es que tenía que ser un jabón especial, diferente a los demás, con combinación de varios colores, y destacar bien los olores de los ingredientes, pues esta glicerina no tiene olor y no mata los olores de los ingredientes del jabón.
Me ha costado el doble de caro que las pastillas de jabón de glicerina que suelo comprar, ésto que tengo en la mano es medio kilo y me costó 7 euros. Pero ha merecido la pena, volveré a repetir. Me ha merecido la pena por varias cosas:
1. Se derrite al momento, es muy rápido, nada que ver con las pastillas que suelo utilizar. La glicerina se fundió en menos de un minuto. Por ello no tuve tiempo de hacer fotos durante el proceso, por lo que os pido perdón, pero me pilló por sorpresa y no tuve tiempo ni de pestañear.
2. Aunque no es 100% transparente coge sin problema el color de cualquier ingrediente natural que le queramos añadir.
3. Tiene un aroma muy muy suave, casi imperceptible; por lo que coge el olor del ingrediente que le echemos.
Por todo esto ha sido un gran acierto probar esta glicerina.
Me decidí, al final, de hacer un jabón semi transparente con trozos de color negro y amarillo. Para ello utilicé un cuarto de la tableta para el color negro, otro cuarto para hacer el jabón amarillo y la mitad para la parte transparente.
Hacer el jabón negro fue muy simple: simplemente derretí la glicerina y le eché café molido, canela y un poco de miel.
El jabón amarillo fue un poco más elaborado: lleva rayadura de cáscara de mandarina, aloe vera, aceite esencial de pomelo y orégano. Lleva un poco de curry (colorante natural) para dare color. Quedó muy bonito porque el orégano se fue arriba al echarlo en el molde y quedó la mayoría arriba. Tras haber echo estos dos jabones los corté y los puse en los moldes. Además de estos pedazos que veis en la foto, corté trocitos más pequeños, muy finos, otros intentando simular una espiral.
Una vez distribuidos estos pedazos en los moldes solo tuve que derretir el resto de glicerina (a la que le eché un poco de aloe vera) y echarlo en los moldes.
Mirad qué bonito me quedó con los trozos amarillos y negros. Las pequeñas mijitas oscuras son café y las zonas blancas es que no dejé que se derritiera bien la glicerina. El aroma espectacular, conseguí por fin que mi jabón huela a lo que quiero que huela, a sus ingredientes.
Y aquí os voy a dejar con el mejor de mis jabones por el momento. Eché un poquito de jabón oscuro en un molde redondo. Una vez endurecido le puse trozos del amarillo (que no se ven porque están en el interior del jabón) y después completé con el transparente. Terminé poniéndole por encima café, canela y trocitos muy pequeños de los jabones negro y amarillo. El resultado, para mi gusto, es precioso, parece un pastel; podría engañar a cualquier persona diciendo que es una dulce pieza de repostería.
Sin duda ha merecido la pena gastar el doble de dinero en esta glicerina, el resultado ha sido mucho mejor de lo que esperaba. Espero que a vosotros también os haya gustado y que os atreváis a experimentar como yo en este mundo tan interesante.
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