Hoy os voy a presentar un jabón de manzana. A demás de
manzana voy a utilizar otros productos derivados de ella como el vinagre
de manzana y la sidra natural. El vinagre de manzana apenas lo utilizo porque
no soporto su olor (tampoco tomo ningún tipo de vinagre en ensaladas), pero si
buscáis un poco por internet os daréis cuenta de que tiene muchísimas
propiedades muy beneficiosas tanto para la piel como para el cabello y para el interior de
nuestro cuerpo.
Este será un jabón muy bueno para mantener la piel bien
hidratada, eliminar las células muertas y para el acné pues es antiséptico y
antibacteriano.
Lo primero que tenemos que hacer es pelar dos manzanas.
Con las manzanas haremos una compota. Si no sabéis hacerla,
es muy simple. Solo hay que echar en una olla el mismo peso de manzana que de
azúcar. Lo ponemos a fuego lento y poco a poco la fruta va a ir soltando su
agua. La manzana se cocerá en su propio jugo y estará listo cuando se forme una
pasta. A mí la compota me gusta que quede con trocitos de fruta enteros, pero
como la voy a utilizar para hacer el jabón, conviene que estén todos los trozos
bien deshechos y que se forme una pasta más o menos homogénea.
Mientras se hacía la compota a fuego lento corté la piel de
la manzana en pedacitos muy pequeños. La piel es lo que más propiedades tiene
así que tirarla a la basura sería un pecado. Una vez troceada en pedacitos muy
pequeños la puse en una cajita de plástico y la cubrí a partes iguales con
sidra natural de manzana y vinagre de manzana.
Una vez lista la compota le añadí la piel de la manzana
con la sidra y el vinagre y seguí removiendo hasta que se evaporase el líquido.
El resultado de la pasta de manzana sería éste, que veis en la imagen.
Una vez lista esta pasta, la quitamos del fuego y derretimos
las pastillas de glicerina. En este caso utilicé tres.
Para derretirlas más
rápido, lo mejor es cortarla en trozos. Una vez derretida la glicerina, echamos
la pasta de manzana, mezclamos muy bien. A fuego muy lento para que no se queme
y removiendo constantemente. En este paso le echo un poco de bicarbonato con el fin de que el jabón haga más espuma. Pero eso ya es cuestión de gustos.
Vertimos la mezcla en los moldes de plástico (son flexibles
y así es más fácil de desmoldar el jabón). Y un truco que aprendí con el tiempo
para desmoldar mejor el jabón es untar un poco los moldes con aceite de
almendras dulces antes de echar la mezcla en el molde, así será mucho más fácil
sacar el jabón del molde una vez que se haya endurecido.
Lo dejo reposar 24 horas y ya se puede desmoldar. El jabón
aún está un poco tierno, así que lo dejo reposar dos o tres días en un lugar
ventilado antes de utilizarlo o regalarlo.
El resultado de este jabón me ha quedado precioso porque los ingredientes que pesaban más se fueron al fondo, así me ha salido, sin querer, mi primer jabón de dos colores.
Espero que os haya gustado esta nueva receta. Si alguien se quedó con alguna duda no tenéis más que dejarme un comentario. También admito sugerencias para mis próximos jabones.
Debéis mejor hacer un vídeo porque no explicas bien
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